Que a tu padre no se le dan bien las nuevas tecnologías lo sabía hasta tu tía Conchi y por eso habéis intentado por todos los medios "actualizarle"; desde regalarle el mejor smartphone del mercado hasta pasarte tardes enteras explicándole simplemente como desbloquear el teléfono.
Pero al fin ha pasado todo y tu padre ha conseguido terminar de escribir su mensaje de felicitación del año 2014. Esperemos que no se le junte con el de este 2015 que entró hace ya más de tres meses. Durante este último año veías en la conexión de tu padre el estado de "escribiendo...". De vez en cuando el móvil se le apagaba por falta de batería y tenía que volver a empezar a escribirlo pero por fin lo has recibido y te alegras de que tu padre haya dado este pequeño paso para él y gran paso atrás para la humanidad.
Aunque en toda historia con final feliz hay un punto decepcionante y es que tu padre finalmente recurrió al "copia y pega" y el mensaje de felicitación que te envió resultó ser uno que había recibido él de su amigo Ramiro la pasada nochevieja de 2013/2014. Para más inri, esto del copia y pega también le habría costado a tu padre más de un problema y se estima que lleva intentando copiar y pegar el mensaje desde el mes de noviembre del pasado año.
A fin de cuentas la intención es lo que importa y a ti no te ha importado corresponder a la felicitación de año de tu padre aunque estemos ya casi en época de semana santa.
La tía Mari quiere "un guasas de esos"
La tia Mari, que en su época de moza reconocía estar adelantada a su tiempo, quiere ahora volver a ser moderna y por ello te ha pedido que le enseñes a usar "el guasas ese que usáis ahora todos los jóvenes y que os deja el coco vacío".
Si sigues el consejo de tu madre, no deberías enseñarle a la Mari a usar WhatsApp y es que no te compensa gastar una vez más tu tiempo (al igual que con tu padre) en enseñarle a usarlo y más a sabiendas que solo lo usará para cotillear las fotos y estados de tu familia y enviarte constantemente vídeos de gatos hablando con voz de pito.
NOticia escrita por Álvaro García.
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